Mariposas por dentro
Esta mañana, mientras caminaba por la montaña, observaba el cielo de vez en cuando, buscando una señal de lo que me depara mi futuro más inmediato; pero las nubes no llevan escritos mensajes como las estrellas.
Subí por cuestas accidentadas hasta alcanzar la cima y, una vez arriba, me tomé unos minutos para descansar antes de emprender el camino de vuelta a casa.
Mientras descendía por la empinada ladera, me encontré con numerosas mariposas revoloteando, algunas solitarias y otras en compañía. Había mariposas blancas, azules y otras lucían colores iridiscentes amarillos y verdes.
La primavera desata el amor en la naturaleza y lo hace cuando menos se espera, y este amor procura que las palabras bailen al son de su música, una sinfonía de contrarios que aviva y apaga al mismo tiempo el alma.
Este juego de antónimos mantiene encendido el corazón, que late fuerte generando un potente imán que eclipsa la mente y hace que te sientas capaz de atraer toda la vida que tu vida se merece.
Y sonríes y eres muy feliz al notar cómo se encoge el pecho y un aleteo de mariposas se instala dentro.