Improvisar: una cualidad muy humana
Salgo a caminar por las mañanas como un robot automatizado: misma distancia, mismo tiempo. Sin embargo, esta mañana he tenido que sortear varios obstáculos, por lo que el recorrido ha sido más largo y, lógicamente, he tardado más tiempo.
No voy a entrar en detalles de los contratiempos que he tenido que resolver por el camino, solo voy a explicaros que, mientras volvía a casa, una idea me rondaba la mente: IA, inteligencia artificial. Supongo que por el bombardeo continuo que sufrimos en medios de comunicación y redes sociales: que si la IA puede crear un logo para tu empresa, que si puede escribir lo que sea, hacer fotos profesionales, crear vídeos, etc.
Que una máquina pueda hacer por ti el trabajo está bien, así puedes tener más tiempo para invertir en ti, pero, en algunos casos, puede quitarte el trabajo y eso puede llegar a generar angustia. Es cierto que se están realizando muchos avances en IA, y también es cierto que detrás de esos logros hay una empresa con un departamento de marketing y publicidad trabajando para hacer creer que esos logros se están consiguiendo ya. Pero la realidad es otra. Las máquinas tienen la capacidad de almacenar mucha información y procesarla en femtosegundos, pero no pueden improvisar, entre otras cosas, porque aún tardaremos en descifrar misterios de la ciencia para conseguir un ordenador cuántico que funcione como nuestro cerebro, así que, por mucho que queramos avanzar en IA, a los humanos nos queda mucho que improvisar todavía.
He acelerado el paso para llegar a casa y escribir este post que estás leyendo ahora, antes de volver a improvisar de nuevo en mi vida.